Un sábado más, poner un pie en el huerto, y esbozar una sonrisa fue sólo uno.
Y es que nuestra huerta no sólo progresa adecuadamente sino que,
siguiendo con el símil colegial, destaca por todos sus frentes, y nos
agasaja semanalmente con su evolución. El día primaveral, primero de
verdad, y no sólo en el calendario, hizo el resto para que simplemente
fuese una mañana perfecta para entregarse a la huerta.
Como véis los ajos están cada vez más cerca de las nubes, altos y espigados, las habas, las acelgas, las espinacas, y la lombarda, simplemente espectaculares.
Lo primero que se hizo fue
redefinir el primer bancal de patatas, dibujando los surcos de los
caballones en espiral más profundos, y plantando las patatas con una
separación aprox. de 40 cm. Después se regó a discreción. En lo sucesivo
el riego será más protagonista que nunca.
A continuación
regamos el siguiente bancal de patatas que ya teníamos plantadas del
sábado pasado.
Cosechamos todos los rabanitos de un caballón, pues si se dejan más tiempo se esponjan, y/o se acorchan, por lo que ya no están tan ricos. Dejamos el otro caballón de rabanitos completo para que así los puedan sacar nuestros compis del miércoles.
Para terminar dispusimos los tubos de riego a goteo en paralelo a los caballones. Manu nos estuvo explicando que dichos tubos tienen una válvula en su interior que permite que los agujeritos nos se obstruyan, es decir, que sólo son permeables de dentro hacia fuera.
En fin ahora toca cruzar los dedos para que nuestras verduras y hortalizas no sufran estrés con los cambios de temperatura tan drásticos de los últimos días.
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